Gestión Emocional

La gestión emocional o gestión de las emociones hace referencia a ser conscientes de las emociones que sentimos, aceptarlas y regularlas si es necesario.

Las emociones son reacciones biológicas ante los estímulos del exterior táctiles, auditivos, visuales, olfativos o gustativos.
Los sentimientos son reacciones o percepciones mentales ante esos mismos estímulos.

Manejar nuestras emociones de manera equilibrada, tiene grandes beneficios pues nos convertimos en personas más inteligentes, más positivos, más productivas, más creativas, más tolerantes, desarrollamos habilidades que nos permiten tener un buen uso de nuestras emociones y control de las situaciones, obteniendo de esta manera crear una vida más equilibrada y más feliz.

Si nos enseñaran desde la infancia a identificar y gestionar las emociones, la vida sería muchísimo más fácil. Pero no siempre se nos brinda esta educación emocional, por falta de conocimiento, de herramientas y se nos enseña que algunas emociones no son del todo buenas, como el enojo, el llanto, el miedo entre otras.

Y vamos creciendo relacionando estas emociones con algo negativo, que al final sólo tenemos dos caminos.

1. Convertirnos en personas herméticas con gran dificultad para expresar, aceptar ciertas emociones, y las vamos limitando, allando, negando, escondiendo.
¿Sabes lo que sucede cuando intentamos de reprimir nuestras emociones, o nos negamos a experimentarlas? Ocurre lo inevitable y es que tarde o temprano de alguna manera la emoción buscará manifestarse en tu vida, en forma de cualquier enfermedad y toda su sintomatología.

2. Personas que alimentan estas emociones de manera constante llevándolas al extremo de tal forma que no puedan controlarlas y peor aún que no sepan cuestionarlas.
Quiero recalcar que expresar las emociones que muchas veces nombramos como negativas está bien, porque enojarse, poner límites, decir basta, llorar, gritar, también es saludable, de lo contrario seríamos una bomba de tiempo a punto de estallar y asfixiar nuestras emociones solo aplaza la expresión de las mismas y llega el momento en que puede detonar esa bomba de la manera menos adecuada, en el momento menos adecuado.
De ahí la importancia de aprender a gestionar nuestras emociones, y no importa la edad que tengamos, todo es mejorable si contamos con la decisión, acompañamiento y constancia necesaria.

“Todas las emociones son necesarias e importantes, porque no puede haber luz sin la sombra, serán negativas o disfuncionales sólo si no sabemos gestionarlas”.

Debemos entender que no existen las emociones negativas y permitirnos sentirlas para gestionarlas.

Las emociones tienen una razón de ser. Por lo tanto, es un error catalogarlas en el grupo de las positivas o las negativas.
Simplemente hay que tener presente que existen estímulos que llevan a experimentar determinadas emociones y que esto es completamente inevitable.

La mejor manera de gestionar las emociones es aceptándolas, pero también comprendiéndolas. Para lograr esto es indispensable que incrementemos la capacidad de observación sobre ellas. El solo hecho de prestarles atención ya permite comenzar a canalizarlas.

Para observar las emociones lo adecuado es preguntarse: ¿qué estoy sintiendo? ¿cómo me siento?
Luego intentar poner el nombre exacto a esa emoción que se experimenta. ¿Es ira o es frustración? ¿Rechazo o es fatiga? Cuanto más precisa sea la identificación, más fácilmente llegaremos a comprender el porqué de esas emociones.
Cuando aceptamos una emoción no la estamos alimentando. Aceptarla consiste en observarla, ver qué nos está diciendo.
Cuando sentimos ira, en lugar de dejarnos arrastrar automáticamente por ella, podemos cambiarlo por observar qué nos produce la emoción. Al analizarlo podemos caer en la cuenta que muchas de nuestras reacciones son automáticas. De este modo, podemos aprender a modular nuestra conducta sin ser víctimas de nuestras emociones.

“Todas las emociones son necesarias e importantes, porque no puede haber luz sin la sombra, serán negativas o disfuncionales sólo si no sabemos gestionarlas”.